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Del contenido al continente

La belleza (también) está en el exterior

En el vino todo suma a la hora de componer un producto excepcional. El interior, por supuesto, pero también el exterior. Desde el corcho hasta la etiqueta, pasando por la botella y el nombre.

La magia del vino no radica únicamente en el interior de la botella. El envase, el corcho, la etiqueta. Absolutamente, todo añade un valor al resultado final. Contenido y continente tienen una razón de ser. Para apreciar como se merece el preciado fermentado de uva conviene conocer los procesos materiales y demás particularidades que intervienen en la ecuación. Empezando por la botella, ¿Por qué son de vidrio? ¿Por qué tienen esa forma y tamaño?

Para responder a estas preguntas tenemos que subirnos a la máquina del tiempo. Si hoy consumimos vino así es porque en la Venecia del siglo XIII se decidió explorar con este material soplado. Las primeras botellas eran finas y más redondeadas que las actuales, pero a partir del siglo XVII, se hizo una mejora de las técnicas, y pasaron a ser más gruesas para soportar la presión de gas carbónico de algunos espumosos. Las botellas de vidrio de 750 ml, no se comenzaron a fabricar hasta 1821, y no fue en Italia ni en Francia, sino en Inglaterra. La razón de la singular capacidad de la botella de vino tradicional, que no llega al litro, se debe a una mezcla de factores históricos, como la capacidad de los primeros sopladores de vidrio, quizás la causa más extendida nos remonta de nuevo a Inglaterra del siglo XIX. La medida que se empleaba en el sistema de comercio Inglés en aquellos tiempos era el galón, y la unidad de comercialización del vino embotellado para calcular los impuestos en el exterior se calculó en un quinto de galón.

En el siglo XX Europa estableció una ley sobre envases que únicamente permitía el formato de 75 cl, y así ha continuado hasta hoy.

Seguimos empleando el vidrio para contener el vino, no es por costumbre. La botella juega un papel fundamental en el proceso de elaboración, al igual que los tapones de corcho o la crianza en barrica. Porque es en la botella donde el vino alcanza su madurez. La falta de aire hace posible que los elementos reaccionen entre sí y terminen de pulirse sus matices. Dentro del vidrio el aroma y el sabor del vino se afinan y equilibra, eliminando parte de los taninos y reduciendo su astringencia. **seguimos usando botellas de esta capacidad que tiene este material de guardar y conservar en perfecto estado el líquido que contiene, es aséptico y reciclable.

El color del vidrio también es importante, pues ayuda a la conservación. El más empleado es el verde, pero existen negros, ámbar y trasparentes.
Los tonos claros se usan para vinos jóvenes y los oscuros para vinos de guarda., pues una botella oscura protege de la luz y hace que el vino evolucione mejor.

La hendidura en la base también es un detalle importante, ya que es primordial para aguantar el agresivo proceso de taponado, por otro lado, que la botella tenga esta forma en la base, permite que los sedimentos o posos, materiales sólidos que se depositen en el fondo cuando un vino envejece, se queden en el círculo exterior y no se trasvasen a la copa.

El corcho

El tapón de la botella es otro de los elementos fundamentales en el análisis del continente. El corcho y el tapón sintético, la clave es ¿queremos que nos ayude a envejecer el vino, o simplemente evitar que se derrame el vino?

En líneas generales, el tapón de corcho consigue mantener, más que cualquier tipo de cierre sintético, el equilibrio entre dos reacciones químicas que tienen lugar en el vino, la reducción y la oxidación. Es decir, ayuda a que el vino evolucione en la botella durante años y lo haga con tranquilidad y sin sufrir los efectos negativos de las alteraciones de temperatura.

Asimismo, el corcho proporciona al vino el cierre ideal, se adapta perfectamente al cuello de la botella gracias a su elasticidad y comprensibilidad, dejando oxigenar el vino y permitiendo que este se exprese de manera natural.

El tapón sintético realiza perfectamente su tarea, que no es otra que la de cerrar la botella, en vinos de pronto consumo.

Por último, y no menos importante: las etiquetas

La imagen de un vino tiene que transmitir la filosofía de la bodega.
Y este artículo es principalmente la causa de nuestro cambio de imagen, con él intentamos trasmitir la evolución de nuestra bodega y sobre todo la percepción de lo que somos realmente una bodega familiar, sencilla y con mucho trabajo a lo largo de los años, y sobre todo realzar lo que más importancia tiene de nuestros vinos que es el amor por nuestros viñedos, la experiencia en viticultura de varias generaciones.

La elección de la etiqueta es crucial, nosotros hemos puesto el valor de nuestras parcelas y por ello son la base de serigrafía real de cada una de las parcelas junto con su nombre.

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